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Una joven de 18 años vino a nuestro taller de transformación y liderazgo llena de temor. Tanta timidez, vergüenza y miedo tenía, que tapaba sus ojos con lentes negros, y su cabeza y parte del rostro, con una gorra. Detrás de esa juventud y hermosura, había una fuerte historia de maltratos y abusos, y esto la había convertido en una persona llena de complejos. Siempre he dicho que nadie nace inseguro, tímido, o temeroso, todos los niños son seguro y confiados, pero los golpes de la vida les van causando heridas que lo convierten en personas llenas de miedos y complejos. Esta joven comenzó a sacar todo ese dolor que llevaba dentro, a sacar toda esa tristeza que la embargaba, ese sentir de soledad y orfandad. Me acuerdo que durante este proceso de transformación, se me acercó a mí y a mi esposa, y nos dijo que ella quería ser nuestra hija, pues se había quedado huérfana cuando tenía una edad temprana –su mamá se había ido a los Estados Unidos y su padre había estado en la cárcel; ella y su hermana quedaron en manos de un familiar que las maltrataba.
De su hogar, lo único que recordaba era mucho maltrato y pleitos, y cómo su papá le pegaba a su mamá. Tanto ella y su hermana, tratando de que su padre no matara a su mamá, se llenaron de traumas. Aunque parece increíble, muchos hijos viven violencia e inseguridad dentro de su casa, un niño debería sentirse seguro en el seno de su hogar, pero para muchos, el hogar es el lugar más inseguro de la tierra.
Todas estas inseguridades la hicieron ser una persona llena de temor, debido a lo que esta joven experimentaba y a lo importante que era para nosotros, dejamos que se quedara por una temporada en nuestra casa. Un día, cuando ella nos vio con nuestros hijos jugando y felices, ella nos dijo: “Esta es la primera imagen que tengo de un hogar, y es la primera vez que me siento con mi familia a comer en la mesa”. Muchas personas tienen una familia, pero ¿cuántos la valoran? El valor de algo siempre surge del corazón de una persona que se muestra agradecida de lo que tiene en la vida. El valor radica en el agradecimiento de lo que tenemos y para eso es vital cuidar el corazón (el ser), digo esto porque las personas no se portan mal o bien por nacer así, sino porque crecen así, y si no encuentran un lugar donde puedan sanar y sentirse amados, nada cambiará, la gente busca amor.
Lo correcto es correcto
A lo largo de mi vida he conocido a muchas personas que han pasado por mi liderazgo y por el liderazgo de otros, y que no han persistido solo porque no han valorado lo correcto.
Primero, están las personas que no permanecen porque no valoran lo correcto, y segundo, están aquellos que hacen cualquier cosa para lograr sus metas y sus sueños, ya que para ellos el fin no es importante, sino el medio para lograrlo. Yo creo todo lo contrario, pienso que el medio es tan importante como el fin, y si voy a elegir entre uno y otro, siempre elegiría lo primero. Los países y los gobiernos están en caos, porque los hombres han sido quebrados por el medio, o sea, han sido quebrados por el corazón. He tenido la oportunidad de hacer cuantas cosas no te imaginas, como lavar dinero, otras ilegalidades, robarles el liderazgo a otros, vender visas, traicionar amigos y llegar a ciertas metas económicas más fácil de lo que te puedes imaginar, pero he decidido permanecer cuidando no solo mis metas, sino también cómo llegar a ellas. Todos los expertos dicen que es más reconfortante disfrutar una meta mientras vas hacia ella, que cuando la consigues, y si mientras vas hacia una meta o propósito, no lo haces con honestidad y cuidando no podrá vivir un verdadero reposo y una verdadera paz.
Es muy importante que en el camino hacia nuestras metas cuidemos el corazón. Cuando hablo del corazón, me refiero al carácter (el ser) del hombre –en este libro irás descubriendo que el carácter, el ser y el corazón son las mismas cosas, estas entidades del hombre se interpretan como distinciones espirituales tales como la honestidad, perseverancia, sinceridad, lealtad, integridad, amor, paciencia, templanza, dominio propio, puntualidad, imaginación, disciplina, confianza en sí mismo, fe, humildad, iniciativa propia de aprender, iniciativa de hacer las cosas y organización. Todos estos valores internos son como un tesoro que todos poseemos, y que al desarrollarlos, podemos alcanzar nuestros sueños, metas, objetivos y liderazgo, pero muchos eligen olvidar y transitar el camino que creen más fácil, el del montón. El sabio Salomón dijo: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él mana la vida”
Autor: Wilson Santos.
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